El tema del
Cambio Climático Global ha alcanzado una dimensión política-ideológica desusada
en materias de índole científica pero que tiene precedentes importantes, como
la controversia generada por la teoría de la evolución de Darwin. Aunque el
llamado efecto invernadero tiene una base física demostrable en laboratorio, y
hoy son escasos los científicos que niegan las evidencias de la responsabilidad
humana en el incremento de la concentración de gases invernadero y en su efecto
en la temperatura atmosférica, existe un “núcleo duro” que se niega a aceptar
estas relaciones y consecuencias. Dicho núcleo cuenta con el apoyo de
importantes sectores económicos y políticos, en particular en EEUU. Incluso ha
cobrado impulso una posición que no niega el cambio climático sino que lo
acepta como una consecuencia inevitable de una nueva era geológica conformada
por la actividad humana: el Antropoceno.
En cambio, existen otros sectores que temen los
imprevisibles efectos que implica el cambio en curso, como el representado por
el Senador (EEUU) Bernie Sanders, quien lo califica como el mayor riesgo de
seguridad que enfrenta su país. Sanders comparte la opinión de que el cambio
climático está directamente ligado al crecimiento del terrorismo en Medio
Oriente y en el norte de África,al tensionar las relaciones sociales a través
de la escasez hídrica, como la que afecta a Siria desde hace varios años (Sci.
Amer. 20/11/2015). En este ambiente tensionado es positivo el hecho de que los
recientes ataques terroristas a París no hayan afectado la planificación de la
Cumbre del Cima (COP-21) prevista para realizarse en esa ciudad entre el 30 de
Noviembre y el 11 de Diciembre del presente año. Sin embargo, las discusiones
de esa Cumbre, centradas en un protocolo que substituya al de Kioto de 1997, se
anticipan muy difíciles. Ello, porque no parece posible impulsar o al menos mantener el ritmo de
desarrollo de un país al mismo tiempo que se reducen sus emisiones de gases
invernadero. A lo anterior se suma el estímulo que implica el actual petróleo
barato, consecuencia del revolucionario proceso de fracking, así como el hecho
de que no todos los grandes países emisores están dispuestos a asumir
compromisos. Así, los EEUU no llegaron a ratificar el protocolo de 1997 y China
se excluyó de firmarlo, apoyada en su relativo subdesarrollo. Aunque las
llamadas “nuevas energías” han progresado mucho en los últimos 25 años y se
pueden esperar logros mucho mayores, la triste realidad es que entre el año
2000 y el 2010 las emisiones aumentaron un 24% (Other News, 24/11/2015). En
consecuencia es conveniente aceptar el hecho de que probablemente la situación
se deteriorará mucho para mediados del siglo y será muy difícil a fines de él.
Ello implicará una gran estrechez hídrica (sumada al crecimiento de la
población mundial), mayor intensidad y frecuencia de los fenómenos ciclónicos,
amenazas a los sectores costeros por el ascenso de los niveles del mar, etc. Todo esto sumado a las amenazas políticas y
geopolíticas que tales trastornos implican.
jueves, 17 de diciembre de 2015
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Entonces...estaríamos atravesando una Era Geológica llamada Antropoceno...jajajaja
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ResponderEliminarLos únicos capaces de sobrellevar a los imprevisibles efectos que implica el cambio climático, serán los grandes poderes económicos. Después de largos períodos de acumulación de riquezas por parte de éstos, dueños de múltiples empresas, fuentes principales de GEI.
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