lunes, 14 de marzo de 2011

LECCIONES DE DOS TSUNAMIS

El tsunami que acompañó al sismo de Febrero del 2010 dejó dos lecciones importantes. La primera, que es muy difícil reaccionar adecuadamente frente a tsunamis generados por sismos cercanos, porque los tiempos de llegada de la primera ola son sólo de unas decenas de minutos, durante los cuales prevalece la natural confusión producto del sismo y sus efectos destructivos. Responsabilizar de ello al Gobierno en funciones es injusto, excepto en cuanto a omisiones en la preparación previa al tsunami (sectorización de las construcciones costeras, obras de defensa y vías de evacuación, educación de la población, etc.). Lo ocurrido ahora en Japón mostró lo poco o nada que se puede hacer al respecto una vez producido el evento, en particular en el caso de costas bajas (y nadie puede acusar a ese país de falta de preparación, conocimientos o recursos). La segunda lección, también relativa a sismos cercanos, es la conducta inesperada que puede tener el fenómeno, producto de las interacciones entre las perturbaciones ondulatorias, y entre estas y el relieve submarino. Nadie esperaba olas destructivas horas después de producido un sismo cercano. En tal sentido, el criticado levantamiento de alerta por parte del SHOA en Febrero 2010, era razonable respecto a la experiencia anterior. Sin embargo, el efecto retardado producido horas después y aun inexplicado, mostró que la naturaleza puede ser más compleja de lo que creemos, algo que conviene tener siempre presente en nuestras evaluaciones de posibles impactos, ya sean éstos producto de fenómenos naturales o de nuestros proyectos ingenieriles.

En cambio, nuestra capacidad de respuesta respecto al tsunami de origen lejano producido por el reciente sismos en Japón, mostró ser muy satisfactoria. Desde luego en un caso así, se cuenta con varias horas para preparar las acciones de respuesta y los efectos destructivos potenciales son mucho menores, producto de la dispersión y la disipación por roce de la energía mecánica ondulatoria. En tal sentido se parecen más a las marejadas producto de tormentas marinas. Sin embargo, pueden causar importantes pérdidas de vidas si no se toman las medidas necesarias. El hecho de que ocurrieran inundaciones importantes en Dichato y otros lugares costeros, reafirma la necesidad de la sectorización de las construcciones y de las obras de defensa, consultadas en los actuales planes de reconstrucción y criticadas por algunos lugareños debido a su efecto económico.

Respecto a lo ocurrido con dos de los reactores nucleares de potencia situados en una de las centrales ubicada en la zona afectada por el sismo, que hasta el momento de escribir estas líneas incluyen daños en el sistema de enfriamiento y escape de materia radiactiva, junto con incendios y explosiones, ello seguramente será un factor negativo en las futuras discusiones sobre la instalación de un reactor de potencia en Chile. No hay dudas respecto a la crítica situación de nuestro país en materia energética, así como a la revalorización actual de la energía nuclear a nivel mundial, motivada por la necesidad de reducir las emisiones de anhídrido carbónico. A la objeción del carácter sísmico de nuestro territorio, se podía responder citando el caso de Japón, que presenta análogas características. Lo ocurrido debilita ese argumento y hace más necesaria y urgente la discusión y búsqueda de consensos realistas respecto a esta esencial materia.

Finalmente, nos estamos acostumbrando a buscar, después de cada evento con consecuencias negativas, a sus responsables individuales. Desde luego ellos pueden existir, pero más importantes aun son los errores sistémicos, la falta de preparación, de rigurosidad y de medios, a los cuales se suele prestar poca atención, pero que son claves para el logro de la sociedad más segura que todos queremos . En tal sentido, el ordenado operativo de alerta de tsunami recién efectuado, es una buena muestra del camino correcto. Su realización merece legítima satisfacción, pero sin olvidar que se trató de un tsunami de origen lejano, cuyos parámetros (energía, tiempo de llegada etc. ) son muy diferentes a los propios de un sismo cercano.

Jorge Oyarzún (Geol. Dr. Sc.)

Prof. Depto. Ing. Minas U.L.S.