El presente año ha sido intranquilo y para quienes residimos
en la Región de Coquimbo, en más de un sentido. En Europa, las oleadas de
inmigrantes procedentes de Siria y de países vecinos, han sido empujadas no
sólo por el conflicto bélico sino también por una sequía extrema iniciada en
2006, que un artículo de Sci. Amer. (07/09/2015) atribuye en parte a los
efectos del cambio climático. Se agrega así otro factor de preocupación a las
ya reconocidas amenazas de dicho cambio sobre los países sobrepoblados de
tierras bajas, como Bangladesh, que están sometidos tanto al ascenso de los
niveles oceánicos como a la mayor energía y frecuencia de los fenómenos
ciclónicos, lo que puede forzar conflictivas migraciones a los países vecinos.
Frente a estas situaciones, la geo ingeniería sólo puede ofrecer, al menos por
ahora, soluciones insuficientes o controvertidas. Entre las primeras está el
intento de incrementar la capacidad de la Tierra para reflejar la radiación
solar, deteriorada por la fusión de las masas de hielo, en particular en el
Hemisferio Norte (Sci. Amer., 26/08/2015). Más efectiva para enfrentar el
problema sería una reconversión masiva de los países industrializados a la
energía nuclear, cerrando las plantas de producción de energía eléctrica
mediante carbón o petróleo. No es una decisión fácil en términos políticos, y
es difícil que sea adoptada antes que la situación alcance mayor gravedad. Sin
embargo, Suecia ha sido capaz de enfrentarla en los últimos 20 años (Sci.
Amer., 14/09/2015). Cómo comenta otro artículo de la misma publicación (26/ 09/ 2015) respecto a las metas de desarrollo
sustentable que Naciones Unidas está a punto de aprobar, el interés en satisfacer
todas las demandas, sin establecer prioridades claras, hace muy difícil obtener
logros efectivos, más allá del terreno comunicacional.
La Región de Coquimbo ha sufrido dos golpes de la naturaleza
en el curso del presente año. Uno de carácter meteorológico en Agosto, que
afectó principalmente su litoral y que fue acompañado por precipitaciones que
se requerían con urgencia. El otro de origen tectónico, constituido por el
sismo de grado 8.4 Richter y el tsunami
acompañante. Aunque ambos causaron pérdidas de vida y cuantiosos daños que
golpearon nuevamente al litoral y al interior de la Región, ellos fueron
relativamente moderados, considerando la energía liberada. Es posible que en
ello influyera su prolongado tiempo de liberación (3 minutos y 20 segundos) y
en el caso del tsunami, la posición del epicentro respecto a la geometría de la
costa, abierta en sentido opuesto a la dirección de la ola principal en el área
de Coquimbo. Tanto la reacción de la población como la de los organismos
públicos fue apropiada y las construcciones formales mostraron lo adecuado de
las normas de diseño antisísmico. Sin embargo sigue siendo insatisfactoria la
aplicación de criterios geotécnicos y de
ordenamiento urbanístico en las áreas más expuestas. Al respecto no se trata de
un problema de conocimiento o de recursos económicos, sino de la prevalencia de
intereses privados y de la falta de disciplina social y
de cultura de cumplimiento, materias que han quedado muy rezagadas respecto al
progreso material del País.