viernes, 5 de noviembre de 2010

EL REPORTAJE DE CNN Y ALGUNAS REFLEXIONES

A fines de Octubre el canal de cable CNN Chile difundió un interesante reportaje televisivo de la periodista Carola Fuentes. Dicho reportaje describe tres casos de pasivos ambientales asociados a la mediana y pequeña minería del oro en Chile. Hace un año se proyectó en Argentina un reportaje similar, también relacionado con sus pasivos mineros auríferos que tuvo mucho impacto en la opinión pública de ese país. El caso más dramático expuesto por el documental de C. Fuentes es el del flujo de relaves de la antigua mina Las Palmas (Provincia de Talca), producido durante el sismo de febrero del presente año. Dicho flujo destruyó una casa y causó la muerte de cuatro personas, aparte de una intensa contaminación. El segundo caso describe la contaminación de aguas subterráneas y suelos de un área cercana a Santiago, debida a la ruptura de un “depósito de seguridad” de la firma RAFIMET. El depósito contiene arsénico extraído de minerales auríferos con el objeto de facilitar su proceso metalúrgico o su exportación. El depósito del arsénico en una zona agrícola y poblada ilustra la facilidad con la que se ha podido obtener autorizaciones para el depósito de substancias tóxicas, sobre la base de la supuesta seguridad que ofrecen las carpetas o geomembranas impermeables. La realidad es que todos estos depósitos pueden tener fugas y ellas alcanzan mucha importancia si las carpetas no están bien colocadas. Por otra parte, el material de las carpetas se hace más frágil con el tiempo y puede ser destruido por eventos sísmicos.

El tercer caso expuesto por el reportaje es el de los numerosos depósitos de desechos mineros al interior de la ciudad de Andacollo, que por otro lado se registra en otros pueblos y ciudades de la Región, como Illapel y La Higuera (en este último caso, pese a que existen serias evidencias de su posible asociación a casos de cáncer –mesotelioma- diagnosticados en ese lugar, y que su peligrosidad ha sido refrendada por investigaciones científicas). Aunque en el caso de Andacollo ellos son causa de contaminación del aire en un lugar reconocido como zona saturada, están protegidos por la ley, que ampara el derecho de propiedad, pero en la práctica no obliga a responder por su efecto contaminante. Ello se relaciona en parte con la disposición que excluye en principio los desechos mineros de la categoría de desechos peligrosos, la cual se justifica por la necesidad de facilitar las actividades de esta importante industria. Sin embargo, una cosa son los desechos al interior de una operación minera y otra muy distinta cuando se encuentran en medio de una ciudad.

Las materias descritas por el reportaje demandan cambios importantes en nuestra legislación y en nuestras actitudes frente a estos temas y es necesario que los legisladores reaccionen al respecto. Este tema no es de modo alguno político en el sentido partidista, porque no existen posiciones diferenciadas al respecto de las dos agrupaciones de partidos. Tampoco perjudica a nuestra minería, que por el contrario se vería robustecida por una legislación más sólida y por la observación de mejores prácticas en sus sectores más débiles. Después del accidente de la Mina San José el Gobierno ha expresado su propósito de avanzar en ese sentido y sería deseable que el parlamento también revisara la parte que les compete.

A otro nivel, el de la Gran Minería, los problemas previsibles son de distinta naturaleza, magnitud y escala de tiempo. Como señalara un funcionario de SERNAGEOMÍN, en Chile se están generando cada día unos tres millones de toneladas de materiales rocosos “estériles” y un millón de toneladas de relaves (vale decir, roca finamente molida), y dichas cifras podrían crecer un 50% conforme a los ambiciosos planes de inversiones en carpeta. Las empresas que operan en ese nivel de la minería cuentan con recursos, tecnologías avanzadas y personal de alta competencia. En consecuencia, ofrecen razonables garantías respecto a su estabilidad física durante el período de operación y las primeras décadas que sigan a su cierre. Sin embargo, no ocurre lo mismo con relación a su estabilidad química, que puede ser difícil de controlar, ni respecto a lo que ocurrirá posteriormente al período mencionado. La evolución química de estos depósitos puede continuar por cientos de años, y asegurar la estabilidad física de un relave con cientos o miles de millones de toneladas pude ser una difícil tarea para las futuras generaciones. Desde luego esos tiempos rebasan largamente nuestro interés directo. Pero justamente, el concepto de desarrollo sustentable implica pensar más allá del bienestar de nuestra propia generación y de la de nuestros hijos.