lunes, 25 de marzo de 2013

Mega Proyectos y Cambio Climático. Anticipándonos a un Futuro Probable



Un reciente artículo publicado “en línea” por Scientific American, analiza con resignado realismo las consecuencias del cambio climático en lo relativo a la construcción de grandes obras de protección civil. En efecto, una serie de eventos atmosféricos catastróficos, como los que afectaron a la costa Este de Norteamérica y en particular a Nueva York el pasado año, muestra que las actuales obras de protección han sido insuficientes frente a la magnitud de las perturbaciones, las que se espera alcancen  niveles aún más críticos en el curso de las próximas décadas, por efecto del calentamiento global. Aunque la respuesta más natural a este escenario sería realizar inversiones crecientes en infraestructuras de protección, el artículo plantea que ellas alcanzarían niveles prohibitivos de costo y probablemente serían de todas maneras insuficientes frente a la energía liberada por estos fenómenos. La conclusión, entonces, es que habrá que resignarse a sus costos materiales y de vidas humanas.

Lo señalado parece difícil de aceptar considerando que la humanidad cuenta con los conocimientos y las tecnologías necesarias para cambiar el curso de los acontecimientos si tal voluntad efectivamente existiera. Sin embargo se impone en esta materia, como en tantas otras, el efecto de los plazos. Para las personas y por lo tanto para los gobiernos, que requieren contar con la  aprobación pública, la necesidad de mantener y crear puestos de trabajo y el deseo de mejorar las condiciones de vida, son temas de permanente urgencia, de “aquí y ahora”, que sólo la actual “Economía de Carbono” puede por ahora satisfacer. Frente a eventos que puede que afecten principalmente a otros y de aquí a unas décadas, la elección es clara. Por otra parte siempre queda el consuelo de que algo se está haciendo (bonos de carbono, Día de la Tierra, 10 % de energías no contaminantes, etc.) o de que tal vez los científicos estén equivocados. Finalmente, poco se ganaría con actuar en esta materia si una mayoría no lo hace, situación que se ha reiterado en las reuniones internacionales para frenar las emisiones de “gases invernadero”, que han terminado en fracaso.

Situándonos en el realismo del artículo mencionado, sería conveniente considerar bajo esa perspectiva los mega-proyectos que se evalúen en el futuro y en los cuales el agua y el viento puedan jugar un rol importante, como es el caso de las grandes explotaciones mineras. El cambio climático implica en esencia más energía en un sistema relativamente cerrado. Ello puede traducirse tanto en prolongadas sequías como en lluvias torrenciales, mientras la erosión por el viento podría alcanzar magnitudes inesperadas. Nuestro país  tiene experiencia en cuanto a asumir los riesgos sísmicos en sus obras de ingeniería, lo cual puede ayudar a enfrentar los nuevos riesgos que implica el cambio climático, que al parecer son ya inevitables.