jueves, 14 de junio de 2012

RIESGOS GEOLÓGICOS Y EVALUACIONES DE IMPACTO AMBIENTAL


Aunque las evaluaciones de impacto ambiental consideran principalmente los efectos de las operaciones normales de los proyectos, los mayores impactos son consecuencia de posteriores operaciones defectuosas (caso Freirina), y los más graves,  de situaciones de emergencia causadas ya sea por fallas humanas (Chernobyl) o por eventos naturales (Fukushima). Al respecto, este último caso muestra claramente como un tsunami puede desencadenar una catástrofe ambiental de enorme magnitud. Sin embargo, pese a los reconocidos riesgos geológicos que enfrenta nuestro país, su consideración parece ser relativamente menor frente a otros factores ambientales, como los de carácter biológico o arqueológico. Ello puede explicar en parte el curioso caso del proyecto de la central hidroeléctrica de Río Cuervo (640 MW), situada sólo 15 km al norte del  Fiordo Aysén y comunicada con éste  por el río del mismo nombre. Aprobado el proyecto por la Comisión de Evaluación Ambiental de la Región el 7 de mayo pasado, tan sólo dos días después fue considerado ilegal por la Corte Suprema. La causa de tal decisión fue un estudio geológico demandado por Sernageomin, el cual debía realizarse antes de la construcción del proyecto, pero que no fue considerado como condición previa para su aprobación ambiental.
Hasta ahí la situación no parece revestir mayor gravedad, pero la apreciación cambia cuando se consideran las especiales características del sitio, situado en  una rama NE de la gran falla Liquiñe-Ofqui, que se extiende por casi mil km entre la latitud de Valdivia y la Península de Taitao, y que controla la distribución de los volcanes activos, como el Chaitén y el Hudson. Precisamente en la misma zona del Fiordo Aysén se había propuesto años atrás el proyecto Alumysa, de refinación de aluminio, el que incluía tres centrales hidroeléctricas como fuente energética. Presentado en 2001, ese proyecto fue retirado por el proponente en el 2003, al encontrar oposición de la industria salmonera y turística regional. Sólo cuatro años después, el Fiordo de Aysén fue afectado por un “enjambre sísmico” que culminó con un tsunami (11/04/2007), causado por desprendimiento de rocas de los cerros que lo flanquean, el que costó vidas humanas y fue motivo de alarma pública. Ese evento confirmó el carácter activo del segmento de la falla que afecta al Fiordo Aysén, así como su vulnerabilidad frente a eventos de remoción en masa como los responsables del tsunami local originado. En consecuencia es difícil imaginar que un estudio geológico del lugar pueda entregar un resultado favorable respecto al emplazamiento del embalse.
Si consideramos el comprensible sentimiento que producen las pérdidas de vidas como consecuencia de eventos naturales, y las consecuencias políticas y procesales esperables en la actualidad, llama la atención que los riesgos geológicos no merezcan una preocupación mayor. Tal vez ello se explica porque pese a nuestra determinante condición geológica no hemos logrado desarrollar una auténtica cultura nacional en ese campo científico. Es una tarea pendiente importante, al igual que lo es el logro de una visión más amplia de lo que entendemos por impactos ambientales y su evaluación real y efectiva.

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