En el mosaico de noticias y análisis de la prensa general y
especializada, el estado de la economía y el ambiente se destacan claramente.
En un mundo sobrepoblado y con sus focos de desarrollo en Asia, los recursos
naturales se han valorizado, alimentando la economía de varios países de África
y Sud América, crecientemente vinculados a China. En tanto, EEUU busca una
esquiva recuperación y Europa no logra salir de su crisis financiera. Las áreas
de conflictos bélicos se sitúan en o en el entorno de los países productores de
petróleo, en parte bajo la forma de guerras civiles posibilitadas por
intervenciones externas. En tanto, cada vez son
más evidentes los efectos y los riesgos futuros del cambio climático,
impulsado por las emisiones de gases invernadero, pero no hay indicios de
reacción, excepto en cuanto a soluciones puramente cosméticas, como los bonos
de carbono. En cambio, se generaliza la idea de que “será lo que será” y habrá que
adaptarse a ello, aunque está claro que al menos cientos de millones de
personas (como los habitantes de las tierras bajas costeras) no lo lograrán. Al
respecto, las advertencias de los científicos suenan como las lamentaciones de los profetas
bíblicos, frente a la indiferencia de las razones económicas y políticas, en las
que radica el efectivo poder.
Bajo esta perspectiva, las reacciones ciudadanas se hacen más
frecuentes y extendidas. En EEUU, por ejemplo, han surgido fuertes protestas
contra el uso de carbón impuro , principal fuente energética de las
termoeléctricas, al que se atribuye parte importante de las enfermedades de la
población en ciudades como Chicago (Time, 21/11/11), las que incluyen problemas
respiratorios y cardiovasculares a los que se suma un incremento de 8% en las
emisiones de mercurio en los últimos 6 años. La industria del carbón alimenta
la mitad de las necesidades energéticas de EEUU y es responsable del 30% de sus
emisiones de CO2.Pese al costo que implica en muertes anticipadas y
gastos de salud (calculados en cientos de billones de dólares por la EPA), sus
termoeléctricas difícilmente cederán ante las campañas ciudadanas en pro de un
carbón más limpio, pero también más caro.
En la creciente demanda por recursos, el agua desempeña
también un rol principal. Al respecto, la minería enfrenta dificultades
crecientes para satisfacer sus necesidades, dificultades a las que se unen las también
crecientes limitaciones de orden ambiental. Un artículo de la revista
especializada Mine Water and the Environment (Junio 2012) relata los problemas
de la minería australiana para conseguir los especialistas requeridos en
materia de hidrogeología e ingeniería de acuíferos, muchos de los cuales debe
obtener de otros países. Sin embargo los problemas para contar con fuentes
confiables de agua para el futuro no afectan sólo a las grandes industrias. Al
respecto, Coca Cola, que requiere anualmente 290 billones de litros de agua
para producir sus bebidas en 200 países y está preocupada por futuras carencias
producto del crecimiento poblacional y el cambio climático, destinó 20 millones de dólares en 2007 para
cooperar en la preservación de los principales ríos del mundo. La firma estima
que en el año 2025 (sólo en 13 años más) más de 60% de la población mundial
enfrentará la escasez de este recurso esencial, debido al crecimiento
poblacional, el cambio climático y la urbanización. En suma: es probable que el
futuro y sus problemas estén más cerca de lo que pensamos…
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