La alta
frecuencia sísmica que ha afectado a Valparaíso en las últimas semanas ha
servido para recordarnos nuestra actual incapacidad para interpretar el
significado de estas series sísmicas en lo que realmente nos interesa, vale
decir si anuncian o no un sismo mayor. En efecto, aunque conocemos la causa de
los sismos y es posible señalar segmentos de nuestro territorio de mayor riesgo
relativo la capacidad de formular pronósticos útiles sigue siendo lejana. Por
lo tanto, nuestra atención principal debe estar centrada en las normas de
construcción y en los sitios de sus emplazamientos. Respecto a las primeras, un
reciente estudio de la Universidad Politécnica de Madrid relativo al sismo que
afectó la ciudad de Lorca en 2011, destaca varios factores que contribuyeron al
mayor daño de sus edificios. Entre ellos se cuenta el efecto de la alineación
de los edificios respecto a la calle, puesto que los que sobresalían de la
línea experimentaron daños mayores. También fueron más afectados aquellos
edificios que habían experimentado la eliminación o disminución de paredes no
estructurales, añadiendo otros elementos rígidos no consultados en el diseño
original, generalmente con fines de tipo comercial en su planta baja.
Otros factor, no incluido en el estudio mencionado, es
el referente a la “microsísmica”, correspondiente al diferente comportamiento
de diferentes tipos de suelos en una ciudad, un factor relevante en el caso de
Valparaíso respecto al sismo de 1965, por la variedad de rellenos utilizados en
la expansión de esa ciudad hacia el mar. También deben ser considerados con
especial atención los riesgos de remoción en masa de rocas, sedimentos y
suelos, responsables de grandes daños cuando los sismos afectan a ciudades de
topografía irregular. Igualmente, el comportamiento del agua subterránea puede
causar serios daños cuando se encuentra a poca profundidad, y puede generar cuerpos
cónicos de uno o más metros de altura al arrastrar barro a la superficie por
efecto de las ondas sísmicas. En suma, si bien la sismología es un campo de
gran interés científico, las respuestas prácticas para enfrentar estos peligros
se encuentran en las investigaciones de ingeniería antisísmica y en las
aplicaciones geológicas y geotécnicas. En la medida en que puedan ser aplicadas
a los planos reguladores y a las ordenanzas relativas a construcciones serán la
mejor respuesta a un fenómeno que no dejará de preocuparnos. Por razones de
espacio no hemos incluido aquí el tema de los tsunamis,
que quedará para otra ocasión
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