martes, 2 de mayo de 2017

Sismos



La alta frecuencia sísmica que ha afectado a Valparaíso en las últimas semanas ha servido para recordarnos nuestra actual incapacidad para interpretar el significado de estas series sísmicas en lo que realmente nos interesa, vale decir si anuncian o no un sismo mayor. En efecto, aunque conocemos la causa de los sismos y es posible señalar segmentos de nuestro territorio de mayor riesgo relativo la capacidad de formular pronósticos útiles sigue siendo lejana. Por lo tanto, nuestra atención principal debe estar centrada en las normas de construcción y en los sitios de sus emplazamientos. Respecto a las primeras, un reciente estudio de la Universidad Politécnica de Madrid relativo al sismo que afectó la ciudad de Lorca en 2011, destaca varios factores que contribuyeron al mayor daño de sus edificios. Entre ellos se cuenta el efecto de la alineación de los edificios respecto a la calle, puesto que los que sobresalían de la línea experimentaron daños mayores. También fueron más afectados aquellos edificios que habían experimentado la eliminación o disminución de paredes no estructurales, añadiendo otros elementos rígidos no consultados en el diseño original, generalmente con fines de tipo comercial en su planta baja.

 
Otros factor, no incluido en el estudio mencionado, es el referente a la “microsísmica”, correspondiente al diferente comportamiento de diferentes tipos de suelos en una ciudad, un factor relevante en el caso de Valparaíso respecto al sismo de 1965, por la variedad de rellenos utilizados en la expansión de esa ciudad hacia el mar. También deben ser considerados con especial atención los riesgos de remoción en masa de rocas, sedimentos y suelos, responsables de grandes daños cuando los sismos afectan a ciudades de topografía irregular. Igualmente, el comportamiento del agua subterránea puede causar serios daños cuando se encuentra a poca profundidad, y puede generar cuerpos cónicos de uno o más metros de altura al arrastrar barro a la superficie por efecto de las ondas sísmicas. En suma, si bien la sismología es un campo de gran interés científico, las respuestas prácticas para enfrentar estos peligros se encuentran en las investigaciones de ingeniería antisísmica y en las aplicaciones geológicas y geotécnicas. En la medida en que puedan ser aplicadas a los planos reguladores y a las ordenanzas relativas a construcciones serán la mejor respuesta a un fenómeno que no dejará de preocuparnos. Por razones de espacio no hemos incluido aquí el tema de los tsunamis, que quedará para otra ocasión

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